abril 10, 2011

Historia corta #3: La pelea de Daniel & Gabbe




Este texto no viola ningún derecho de autor ni de copyright. Ya que se encuentra totalmente gratis y disponible en su idioma original (Ingles)


Traducido por: Staff Saga Oscuros

Recomendamos leer esta historia corta luego de leer Oscuros de lauren kate. No contiene spoilers de Oscuros, pero si ayuda a su comprensión.

Son 3 historias cortas que venian con una edicion especial de Torment en USA y UK. Aqui esta la tercera. Esta historia corta en especial, tiene un fragmento de Oscuros, desde el punto de vista de Daniel. (Pag. 120)




La pelea de Daniel y Gabbe




Daniel salió de la habitación de Cam en Espada & Cruz y contuvo el aliento en la quietud del pasillo. La fiesta estaba hecha un descontrol detrás de él. Le importaba, claro que le importaba que Luce siguiera dentro. Era su primera introducción a la vida social del reformatorio. Pero si ella lo iba a ignorar y a dejarlo de lado, Daniel se negaba a sentarse ahí y ver lo que sucede a su alrededor. Sería como ver su propio corazón siendo arrancado de su pecho y desgarrado.

¿Dónde estaba Gabbe? Se supone que se encontrarían ahí hace mucho tiempo. Daniel no sabía porque estaba sorprendido. Hasta ese momento, en esta vida, Gabbe había sido el Ángel de la guarda menos ideal que podría tener Luce. Tal vez el acuerdo que tenían era un error.

Se paseó por el pasillo, consiente del ruido que hacia su cuerpo. Cuan torpe se sentía aquí en la tierra. Sus zapatos chirriaban contra el suelo. Su aliento salía pesado y exasperado. El tic de su reloj hacia ruido constantemente.

Él ni siquiera sabía cuánto tiempo había estado esperando a que Gabbe se apareciera. Últimamente el tiempo y el espacio estaban fuera del control de Daniel, desde que Luce había aparecido de la nada y había vuelto a entrar a su vida, siempre lo hacía, pero, esta vez, de alguna manera, lo había tomado por sorpresa. Una vez más.

Desde que ella llego a Espada &Cruz él no había sido capaz de pensar con claridad. Apenas lograba mantener sus alas guardadas. Esa era la parte más difícil que él tenía que hacer. Y aparentemente, no tendría fin.

Los dos. Solo se quedaron de pie ahí. Juntos.

Como si eso no fuera suficiente, todo era mucho peor que las otras veces que el peligro se cernía sobre ellos, esperando a ver como acabaría esta vez.

- Daniel.

El rostro de Gabbe estaba todo maquillado. Una sombra plateada brillante hacían sus grandes ojos azules aún más grandes, y sus labios estaban muy suaves, brillo rosado. Su blanco vestido de suéter y sus altas botas marrones la hacían ver como una-adinerada-del-club-de-country, no como fiesta-en-el-dormitorio. De todos los Ángeles que visitaron a Luce en el pasado, Daniel se había enterado recientemente que Arriane y Gabbe eran las únicas que cambiaban su apariencia regularmente.

Arriane parecía tener una clase de placer al vestirse macabramente como lo hacen los mortales en Halloween. Pero Gabbe era diferente. Era como si ella escogiera sus atuendos con el fin de hacer más fácil la vida de Luce. Esta vez Luce creció en Dixie, así que Gabbe era la perfecta campana sureña.

Claramente porque ella era Gabbe, y porque era un Ángel -sus intenciones eran puramente inocentes, pero dentro de las paredes de Espada & Cruz la elegante Gabbe destacaba más que el resto de los estudiantes. Su plan de ser discreta había sido contraproducente.

Daniel la agarro de la muñeca y tiro de ella hacia la vuelta de la esquina del pasillo. Quería estar oculto de cualquiera que saliera de la fiesta de Cam.

- Llegas tarde – Dijo Daniel

- Daniel, solo han sido tres días. ¿Ya estas así de nervioso?

Tres días. ¿Solo eso? Se sentía como si fuera mucho más. Los tres años que Daniel había pasado en Espada & Cruz sin Lucida no lo habían afectado en nada. Él iba a clases. Hacia su trabajo. Cuando Roland estaba cerca, ellos hablaban. Pero en solo esos tres días desde que Luce llego al campus, Daniel ya estaba comenzando a desmoronarse.

En el oscuro pasillo, el rostro de Gabbe se veía tan complacida. Como si ella no tuviera idea del enfrentamiento de ambos. No podía soportarlo

- Tres días con mas que suficiente para dejar a Luce tranquila y contarle. ¿Al menos sabes que he estado presente en esa habitación? –Daniel se volvió hacia la fiesta de Cam mientras su cuerpo se estremecía - ¿Tengo que recordarte la forma en la que el la mira a ella? Como si estuviera hambriento.

Por lo general, Daniel sabía detenerse antes de traspasar una frontera. Sucedió muchas veces en cada vida. Todos los Ángeles suelen luchar entre sí. Roland los había apartado cientos de veces. Pero esta vida era diferente.

Daniel tomando distancia, sí, pero nunca, nunca se la entregaría a Cam.

Por eso exactamente era por lo que necesitaba a Gabbe. Él había pensado que ella seria de más ayuda.

Daniel se sentía casado y en conflicto. Aun podía escuchar el ruido de la fiesta, y su corazón quería encogerse. Pero su cabeza no sabía qué hacer. Alguien, tal vez Molly estaba cantando en el karaoke. “Tainted Love.”

Luce probablemente estaría bailando. Sus brazos alrededor del cuello de Cam.

- No volverá a ocurrir– Dijo Gabbe – Te juro que…

- No puede volver a ocurrir – le corrigió Daniel – Prometiste que estarías allí, y no estabas.

Gabbe lo estaba mirando como si estuviera diciendo si contarle algo o no. Después de un momento, metió la mano en su bolso de piel de cordero y le tendió una pequeña tableta rectangular. El principio tenía impreso una insignia ornamentada de plata circular.

Daniel la reconoció de inmediato. La marca de la Corte Celestial.

La Corte tenía lugar cada verano y el solscistio de invierno. Un ajuste de cuentas para cada Ángel y cada demonio venia e iba desde el juicio anterior. Sentenciando a algunos y recomenzando a otros. Todo eso estaba grabado allí mismo. En la insignia de plata pequeña, comprimido en la mano de Gabbe.

Daniel lo cogió entre sus manos. Había pasado un tiempo desde que había examinado uno de estos.

Seguramente, su nombre seguiría allí, en la misma columna en la que estado desde la Caída. Desde el comienzo de la Corte Celestial.

Él no podía y realmente no le importaba darles sentido a los demás. Los números siempre fueron sorprendentes y el destino de casi todos los otros no le importaba ni un poco. A él o a el mundo. En el final, solo había unos pocos que significaban algo para él.

¿Pero cómo logro Gabbe tener esto en sus manos? Solo las secretarias celestiales…

- Espera un minuto – su voz era un susurro. Las identidades de las secretarias se mantenían en secreto – eres una …

Gabbe asintió con la cabeza

- Me acaban de dar el puesto – susurro en respuesta.

Daniel podría jurar que Gabbe estaba forzando la sonrisa cuando deslizo la tableta de vuelta a su bolso

- Tendrás que confiar en mí, cariño – su voz se elevó de nuevo a su dulce acento sureño – Solo me tienes a mí. (Pag. 120 – Oscuros de Lauren Kate)

A Daniel no le gustaba pensar demasiado en lo que paso en el Cielo, pero las noticias de Gabbe lo habían sacudido, temblando perdió su cabeza en un barril de dolorosos recuerdos.- ¿Todavía siguen protestando?

- Más que nunca – Gabbe asintió – Y, por supuesto, te siguen necesitando. Cuando cambies de opinión…

- Ya tengo suficiente en mi placa –El gruño.

Gabbe se estremeció. Y Daniel se arrepintió inmediatamente de su tono. A veces olvidaba que otros seguían preocupándose por antiguas alianzas.

- Lo siento – dijo Daniel – Son noticias inesperadas para mí. No sabía que habías estado allá arriba. Roland dijo que estabas haciendo trabajo misionero en Uganda. Que estaban en medio de la construcción de un refugio cuando Sophia apareció para arrastrarte hasta aquí.

- Una pequeña mentirita piadosa – Gabbe se encogió de hombros – Estaba en Uganda excavando pozos – Se inclinó para susurrarle al oído – Y luego me fui hacia la Corte Celestial. Pero ¿Estoy aquí ahora no? Y voy a hacer todo lo que pueda.

Daniel exhalo, pero algo seguía sin tener sentido. Daniel se inclinó y ladeo la cabeza, tratando de atrapar sus ojos azules.

- ¿Que no me estás diciendo?

- No es nada – Gabbe continuo mirándolo fijamente – Nada importante, de todas formas. Mira, sé que no debo decir esto, especialmente a ti. Pero es solo que… cada vez que he intentado hablar con Luce en esta vida, me ha rechazado. Creo que ella piensa que soy demasiado caprichosa o artificial o algo. Creo que mi acento le molesta.

Ella suspiro, cruzando los brazos sobre su pecho, y Daniel casi pudo sentir cuan dolida estaba ella por el rechazo de Luce. Por una fracción de segundo, Daniel sintió envidia por su problema. Sería mucho más fácil que solo Luce lo tratara de esa forma.

- Solíamos ser inseparables – Gabbe continuo – No lo sé. Creo que le gusta más Arriane que yo esta vez. Tal vez le podríamos pedir ayuda a Arriane…

- Arriane no puede estar incluida – Daniel la interrumpió – Además, es demasiado cercana a Roland

- Tu eres cercano a Roland – Gabbe parpadeo - ¿Ahora te estas convirtiendo en Arriane?

Daniel no sabía porque seguía complementándose con Gabbe. Pero ella tenía razón sobre una cosa: Él era la última persona a la que ella debería quejarse por no estar cerca a Luce en esta vida. Luce era el único amor de Daniel, y él nunca se había sentido tan distante de ella como se sentía en Espada & Cruz.

- No me estoy convirtiendo en nadie – Se obligó a sí mismo a suavizar su voz –Pero tenemos que pensar primero en Luce. Ella es impresionable. Y Arriane demasiado dispersa. Te necesito a ti para que la hagas entrar en razón, que, sobre todas las cosas, Cam no es una opción.

- Si tan siquiera me escuchara – Dijo Gabbe – El otro día, le ofrecí usar mi maquillaje cuando estaba llorando, pero ella…

- Entonces encuentra una manera de atraer su atención. Haz que algo pase!

- Bien – Ella resoplo – Si eres tan inteligente, ¿Por qué no escribes tú el guion?

- Está bien – Dijo rápidamente- Dile que saliste con Cam. Dile que termino muy mal y que fue un novio terrible pero que aún te sientes herida por esa relación. Dile que estas tan aterrorizada cuando apenas rompieron el comenzó a ver a alguien más.

- No voy a mentirle, Daniel

- ¿Por qué no? Le acabas de mentir a Roland

- Solo porque puedo ser sentenciada por contarle a alguien – incluyéndote – lo que he estado haciendo en el cielo. Esto es diferente. Mentirle a Luce, así sea sobre una alianza temporal con Cam, seria mentirle sobre cosas muy fundamentales de nuestro mundo. Justo cuando ella necesita saber cuál es el bien y el mal – Gabbe sacudió la cabeza – eso también se echa a perder.

Daniel se apoyó contra la pared del pasillo y cerro sus ojos. Su cuerpo se sentía como una jaula alrededor de su alma. Atrapada y antinatural. Sentía una urgencia de liberarse de todo esto. Pero eso era egoísta e imposible, porque sin importar lo que hiciera, su camino siempre lo traerá de vuelta aquí. A ella.

- Lo siento - le dijo a Gabbe – Estoy hecho un desastre en estos momentos. Es agonizante

- Lo sé, Daniel

- No – dijo el – No lo sabes. Ju… jure olvidarme de ella

- ¿Qué? – Gabbe jadeo. Su cabeza dio una vuelta y sus ojos azules se clavaron en el – No puedes jurar que la olvidaras

Daniel se encogió. Debió haber pensado antes de decir eso. Debió haber sabido que recibiría esa respuesta. Estaba en la naturaleza de Gabbe insistirle a Daniel que no debe rendirse.

- No quiero matarla otra vez –dijo el, atragantándose con las palabras. Estaba a punto de llorar y no le importaba – No puedo.

- Eres demasiado irracional – dijo ella, pero había pánico aumentando cada vez más en su voz, que Daniel no quería escuchar – Hay un camino para superar todo esto. Sé que dirás que nunca lo ha habido antes, pero tiene que haber una forma. Yo creo. – Ella lo agarro de los hombros – Prométeme que no te darás por vencido.

- Entonces dime que hacer

- No lo sé – dijo ella – confía en tus instintos

- Mis instintos están en guerra y no se ponen de acuerdo en estos momentos.

Por la expresión que tenía el rostro de Gabbe, Daniel supo que debía verse miserable. Ella se acercó y lo rodeo con sus brazos. No podía recordar la última vez que había sido abrazado por alguien. Gabbe no era solo bondadosa; también era fuerte.

- Voy a hacerme amiga de ella – dijo ella – Me quedare en el caso de Cam. No le pienso mentir a Luce, Daniel, pero no voy a mentirte a ti, tampoco. Cuando digo que puedes contar conmigo, sabes que cumplo mi promesas

- Gracias

- Todavía no me agradezcas. Porque cuando escuche cosas de arriba, te voy a contar – ella dijo – Y tú vas a ayudarme aquí abajo. Algo esta pasando. No sé qué, pero sé que va a ponerse peor. No podemos tenerte a ti jurando que olvidaras a Lucinda justo antes de que la guerra comience – Ella lo miro con tal intensidad que resulto casi aterradora – No cuando te necesitamos para ganar.



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